martes, 31 de mayo de 2011

📄 Entrevista a Gabriel Impaglione, Puente de Saturno , Julio - Septiembre 2010


Cristian Berríos

¿Qué referentes de la poesía argentina e internacional le han marcado a fuego?

No puedo hablar de marcas, sí de fuegos; tampoco de influencias poéticas, sí de obras que me han resultado maravillosas... pero aquí no habría nada de original para decir, o distinto a lo que miles de lectores, autores y especialistas podrían responder sobre el particular, y mucho menos tengo por costumbre nombrar para parecer, o aparecer, como esos personajes que andan citando nombres y apellidos ilustres como si eso bastase para autoexplicarse. Tampoco repetir “mi amigo fulano/ mi amigo mengano”, llevar como un muestrario de protocolo las nóminas encandilantes en las solapas. Hacer uso a pura vanidad de semejantes. (¿Cuánta basta para disfrutar de la amistad con pureza?) A lo largo y ancho de ese inmenso territorio de poesía universal que cabe en el viento sé que hay todavía vastedades fantásticas por descubrir; que a todo lo hecho y dicho en poesía, todavía, y a pesar de los sacrosantólogos, vendrá aún más y más hondura y belleza. Por supuesto que llevo autores en el corazón, tanto argentinos como del mundo entero, poesía que me acompaña desde siempre, cuando balbuceaba silabeando las palabras difíciles hasta dormirme. Entiendo que en un poeta la “marca afuego” es una influencia bestial que lo acompañará toda la vida, una dulce cicatriz a la que se retornará una y otra vez; tal vez un punto de partida, no sé, una meta quizá. Esa impronta que nutrirá poiesis y aunque tome una y mil formas hasta ser otra cosa, siempre allí, escondida o evidente, estará para decirnos que desde ese punto en el mapa hemos partido. No sé responder esta pregunta. Una y mil veces me enfrenté con ella ante los cuerpos examinadores, ante los ontólogos y los entomólogos, los críticos mordaces y los acríticos de las columnas de suplementos literarios, vinieron los amigos a preguntarme, los desconocidos iniciados que van a las lecturas, los compañeros en las sobremesas... no sé qué decirles. No tengo un sólo dato fidedigno para aportar a la causa. No podría hacer nombres. O tal vez haya sido educado para no hacerlo, consciente de que en esta causa, hacer nombres tal vez signifique algo horrendo. Entiendo que la poesía viene de cierta praxis, la metáfora es el resultado de lotangible y lo desconocido. Tal vez cierta épica me llegue de aquellos laberintos de foresta donde combatí armado de un palito hasta la hora de la merienda. De los gloriosos desfiles en el fondo de casa seguido de tres patos blancos. Haya vivido mi primer canto general del limonero a las rosas, del patio con mecedora y abuelo a la vereda donde rebotaba una pelota. Después de aprender a preguntar vienen las preguntas que uno se hace en silencio y llegan los libros y los sabios que uno se encuentra en el camino. Y todos los poetas entonces aparecen de a uno o de a tres también a ofrecer sus explicaciones del mundo y de las cosas, atraer otras preguntas. ¿Dónde encontrar esa marca de fuego entonces? Creo que mis influencias vienen de todo lo sucedido y lo que todavía no ha sucedido, lo que falta, lo que espero de forma no pasiva. Ser argentino, latinoamericano, nieto de inmigrantes italianos, con mujer italiana y residente en Sardegna es un punto de partida para entender que las influencias más que de otros poetas, llegan de la vida cotidiana. La poesía, que es un resultado, crece de las represiones y los tumultos, de las injusticias y la miseria, de los golpes y las inquisiciones, de las miradas de nuestros hermanos y de sus luchas... y la cuenta sigue. Llega del amor que de pronto tiene nombre y apellido, la cantan los hijos, la sirven los amigos como el vino, la indignanlos diarios, la encienden los serviles.... más que una lista de poetas leídos es una cuartilla con ríos, montañas, campos, mares, nubes,vientos, cardos, animales, lluvias y distancias. Músicas, el arte como resultado también de otras preguntas que todavía buscan su respuesta. La humanidad en su enorme territorio de lutos y de risas. 

¿Cómo define su trabajo poético? 

 Como trabajo y trabajo y trabajo, con una mínima, escasísima, cuota de fortuna. 

¿Qué necesita la poesía actual? 

Es una pregunta, caro Cristian, que bien sirve de eje para multiplicar el gran debate necesario sobre algunos aspectos de nuestra poesía-hoy. No quiero decir que el asunto este fuera de las preocupaciones en el pequeño país de los poetas, hay otros temas que, como poetas, nos llaman con urgencia y que son muchísimo más importantes. El mundo se enfrenta a la imbecilidad más retrógrada de toda su historia – sí, mucho más grave que la ignorancia medieval y las eras inquisitoriales-. Ha tomado el gobierno universal una casta de hipócritas comerciantes bien armados y en cualquier hora podemos saltar todos en pedazos. Los poetas debemos estar aquí y ahora de una vez por todas. Esta es nuestra responsabilidad y nuestro trabajo. Pero me preguntabas qué necesita la poesía actual. Dejamos atrás tantos ismos en poesía; y no llegamos todavía a ningún lado, son sólo tramos de camino que van pintando el traje que llevamos de uno u otro color, de acuerdo al polvillo de esos tiempos de andaduras. Cada ismo significó un cambio, un quiebre con lo anterior, nuevos horizontes, nació para disolverse enriqueciendo otro nacimiento de una u otra manera. Y aunque todo aquello que era abonó la nueva tierra que pisamos, pareciera que hoy estamos en blanco, desbandados; por eso las lupas en la oscuridad; por eso la necesidad de algo que nos congregue más allá de cualquier moda. Por ejemplo el ingreso triunfal de esenciales elementos de la poesía en la narrativa, rompiendo la estructura fundamentalista que dividía a escritores de poetas; esto está llevándonos al futuro. No hablo de novelistas históricos ni bestsellers (con el perdón por el término) ni libros de memorias ni mucho menos autoayuda o disfraces de narración filosófica- uff, cuánto invento la avidez del lucro!- Tampoco hablo de la prosa encolumnada que en un rebaño casi infinito de autores “emergentes” pastorea por el mundo físico y el mundo virtual. Digo que sufrimos de una excesiva introspección, suerte de vanidad a veces, de narcisismo; que hemos abarrotado el planeta de testimonios de ombligos propios y de memorias ajenas y ya está bien, ahora sea el momento – tal vez - de darse cuenta y romper con los postulados del fukuyamismo que impuso el sistema, mandar al carajo la ley del fin de la historia, comenzar a tocar la realidad, a darle música y belleza al testimonio poético, a ponerle voz a tanto silencio suicida. Es que tenemos toda la historia por delante, la hacemos cada día y nos falta tanta poesía para contarla. Pero me preguntabas qué necesita la poesía actual. Creo que necesita ser actual. En la sociedad de la información, todavía más. No hablo de sociedad de información por la televisión, las radios, los diarios del sistema. Todo lo contrario, los medios monopólicos y/o a las órdenes del poder mundial han sido artífices de la sociedad de la desinformación. Y sus resultados están a la vista. Una escuelita de un pueblo de la provincia de La Pampa, en Argentina, realizó en el marco del “bicentenario de la independencia” – otro eufemismo- una fiesta donde anunció los personajes importantes de nuestra historia. Maestras y directora, orgullosas, aplaudían el paso de los chicos que llevaban carteles con nombres como el de la conductora de almuerzos televisivos Mirtha Legrand, el genocida Galtieri, Julio A. Roca (genocida de nuestros pueblos originarios), el autor de telenovelas Alberto Migré, entre otros. Galtieri, un general que fue presidente defacto y responsable de la guerra por Malvinas y de tanta tortura y desaparición, un símbolo histórico para estas maestras, ¡Educadas con la revista Gente y las telenovelas de canal 9!.


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